Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Monday, April 25, 2011

¿Si no tú, quién?

¿Qué puede hacer un adulto dadas las condiciones de la civilización hoy en día? ¿Cuál estado de negación nos puede llevar a considerar que vamos bien o que cada vez estamos mejor cuando el consumismo y el mercantilismo devoran cada vez más nuestro planeta? ¿Cuánto desprecio por la vida ocultamos que la muerte es motivo de celebración?

¿Para qué molestarse con el galimatías de la historia de la filosofía o con la ilusión de llegar a pensar por uno mismo? ¿Para qué desgastarse en comprender a la especie humana? ¿Qué hay al intentar el autoconocimiento? ¿No es más fácil tomar todo con ligereza y seguir el espíritu de la época, abandonarse en la corriente del condicionamiento social establecido, ya sea económico, ya sea político, o religioso? ¿Habrá algo mejor que conseguir la versión de éxito, felicidad, libertad, amor y justicia que son dadas por nuestras sociedades hoy? ¿Por qué no simplemente ser dóciles y acatar obedientemente lo dictado por las autoridades y sus discursos paternalistas? Pues, ¿no es cierto acaso que las autoridades están ahí por buenas razones para el beneficio de todos, y que ellos ya tienen todo bajo control para salvaguardarnos y resolver los graves problemas en nuestras sociedades?

Si todo nuestro ser y actuar está ya finamente determinado por nuestras condiciones socioculturales y no hay caso en aspirar un siguiente nivel de conciencia y libertad, entonces para qué afanarse en entender el arte, la religión, la filosofía, la ciencia, etc.

Por otro lado, bien puede caber la posibilidad de que el ratón de los dientes en realidad no exista. No resulta descabellado pensar que los sorpresivos regalos en Navidad sean resultado de una inocente mentira. Hay buenas posibilidades de que las autoridades y los así llamados “líderes” de jerarquía trabajen tan sólo para su exclusivo beneficio personal o sectario. Es muy probable que la plutocracia tenga planeado sacar un as de la manga para preservar a la civilización y un nuevo status quo donde sigan prevaleciendo sus intereses. Dado el ambiente internacional y las persistentes desproporciones socioculturales, puede resultar cierto que abandonarse al supuesto “sentido común” imperante sea casi indistinguible de formar parte de la familia de los miembros de la delincuencia organizada: gozando de los beneficios cuya procedencia no queremos entrar en detalles. Por ejemplo, ¿acaso no degustas de un café comercializado por una famosa marca sin reparar en las condiciones de esclavitud infantil en que se incurre tan sólo para satisfacer las demandas del comercio injusto en contra de los cultivadores y para que los corporativos puedan obtener su despótico margen de ganancias?

Las posibilidades recién mencionadas no son optimistas, alentadoras, consoladoras. Así es, pues no vamos aquí a repartir caramelos —si entre adultos estamos.

Por mi parte, aspiro a esa adultez que demuestra la sensibilidad intelectual necesaria para abordar su entorno y su siglo de manera amplia. La aspiro pues no cuento con ella, pero intentar caminar y equivocar es parte de esa aspiración.

Si damos por sentada, como si fuese un hecho incontrovertible, nuestra permanencia indefinida en la frágil biósfera de nuestro planeta, entonces se me estruja el sentimiento al considerar la desaparición de la posibilidad de que una abuelita, en la celebración de fin de año del año tres billones, pueda decirle a su nieto cuánto lo ama.

Por supuesto, hay múltiples maneras para decir, en los hechos, sí me importa. Incluso, sin necesidad alguna de esperar a que alguien más nos diga lo que tenemos que hacer, podemos empezar por buscar la conciencia de en qué necesitamos cambiar nosotros mismos, en lo personal.

«Si no tú, ¿quién? Si no ahora, ¿cuándo?»—dicho talmúdico

«La acción que no revela la luz de la razón es ciega; la razón, sin acción, es estéril. Esto nos hace comprender la importancia perenne de la Ética» —Fernando Sodi Pallares

«La recompensa de la acción virtuosa es haberla realizado» —Séneca

«Hemos llegado a percatarnos de que para la mayoría de los seres humanos, el derecho a aprender se ve restringido por la obligación de asistir a la escuela»—Iván Illich

«Y es que cuanto más y más variado se lee, más se piensa, algo que desde el poder con frecuencia se ha intentado impedir» —Heinrich Heme

«¿Estáis realmente contentos, hombres, de ser hombres como lo sois hoy, medio hombres, medio bestias, centauros sin gallardía, sirenas sin dulzura, demonios con hocico de fauno y pies de cabra?» —Giovanni Papini

«El poder del pensamiento científico, a pesar de lo falible que seguramente es, reside en su compromiso de observar y explicar las cosas tal como son, independientemente de que uno desee que las cosas sean así o no» —Guy Claxton

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