Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Friday, January 27, 2012

Bautismo

Reiteradamente mi madre me pregunta muy preocupada por el bautismo de sus infantes nietas, mis hijas. La tradición católica familiar está detrás de su preocupación y la comprendo. Tengo en claro que sus intenciones son inmaculadas y que tiene un sincero afán por el bien de sus nietas. El tema es muy digno de tomarse en serio así que tengo un marcado entusiasmo cada vez que lo tocamos; por lo cual procuro que las personas en cuestión, mis hijas, estén presentes cada vez que se arma la plática al respecto.

Típicamente inicio remarcando una distinción importante para mí: el bautismo como tradición familiar y, por otro lado, el bautismo en sí mismo. La tradición familiar no es otra que la tradición católica popular y vernácula: el bautismo de infantes. Con frecuencia procuro explicar que basta con un ejercicio mínimo de filosofía moral para reconocer que tal tradición no es realmente muy distinta de otras tradiciones religiosas de naturaleza castrante; por ejemplo, la ablación del clítoris infantil perpetrado en otras facciones de las mismas tradiciones abrahámicas de las que se desprende el catolicismo. Sin importar cuantas personas cometan estás tradiciones, y sin importar lo inmaculado de sus intenciones, yo no puedo someter a un infante a semejantes tradiciones religiosas; con mayor razón si ese infante está, por el momento, bajo mi tutela. Mis aportaciones personales hacia mis hijas son algunas herramientas básicas para que ellas mismas se liberen de mi tutela y de otras tantas en la sociedad. A cada una le corresponderá decidir, por cuenta propia, qué hacer con respecto al bautismo y con respecto a tantos otros asuntos relevantes en la sociedad de hoy.

En este renglón, como se ha dicho desde la antigüedad: mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo.

Sospecho que un grotesco nivel de analfabetismo científico y filosófico, tan común hoy en día, y el cual padezco, puede nublar la visión e impedir reconocer que la religión vulgarmente interpretada no es algo positivo para la especie humana. Por otro lado, emprender la homérica aventura de salir uno mismo del analfabetismo científico y filosófico puede, entre mucho más, derivar en una interpretación amplia y edificante de la idea de religión. Como he dicho antes: un rasgo de tal interpretación es el desarrollo de una teoría teológica personal —lo cual es muy distinto de adoptar creencias simplemente por tradición familiar o popular.

La idea de bautismo en sí mismo conlleva aspectos interesantes, por ejemplo la idea del cambio de mentalidad para el caso de algunas formas del bautismo cristiano. Pero en los cristianismos de hoy ese aspecto queda relegado a un rito que a la larga se torna irrelevante pues suele aceptarse que haya cambios en la mentalidad en tanto ciertos dogmas establecidos no sean cuestionados; echando por tierra lo valioso del hábito de cambiar de mentalidad. Haciendo a un lado esas ruinas, y analizándolo, me atraen los aspectos interesantes del cristianismo como ese de cambiar de mentalidad como parte de lo esencial en el bautismo; precisamente por eso hace tiempo decidí abandonar las formas del cristianismo institucionalizado que provienen de interpretaciones vulgares —es decir, descuidadas—. Por otro lado, el humanismo secular, con sus bases en el pensamiento científico y filosófico, tiene aspectos en común con lo positivo del cristianismo; pero aun ahí se presentan casos de religiosidad vulgar y estrechez de miras. Por lo que centrarse en el desarrollo de las facultades propias —como el pensamiento crítico— sigue siendo mi principal derrotero.

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