Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Saturday, March 17, 2012

¿“tan sólo”?


La célula es la unidad fundamental de los organismos vivos, es decir que es la unidad básica de lo que soy orgánicamente. Sin embargo, a decir del colosal número de mis células que mueren y son remplazadas cada día (ver Apoptosis), me pregunto qué es lo que podría decir que soy físicamente de manera permanente. Pues en cada ciclo de unos pocos años la totalidad de mis células son otras, excepto las células nerviosas. ¿Soy, entonces, un conjunto de neuronas?

La física, en el estudio científico de los constituyentes de la materia, ocupa el punto de partida en el edificio de la ciencia natural que junto con la química y la biología sustentan a la psicología, a la sociología y a las ramas del estudio antropológico. La estructura del conocimiento científico, pues, es una de niveles jerárquicos de abstracción y de progresivos grados de complejidad; cada nivel tiene sus propios objetos de estudio cuya esencia no suele corresponder, de manera reduccionista, a los objetos del siguiente nivel más fundamental. Es decir, por ejemplo, que la psicología no es reductible a la biología, ni esta a la química. El concepto de propiedad emergente de un todo, como sistema complejo, es el resultado de la interacción de sus partes; propiedad que no se presenta en cada parte individual. Por lo tanto, no soy sólo un conjunto de neuronas. La prueba es “palpable” en este mismo instante pues a partir de un conjunto físico llamado cerebro emerge una “mente” que interpreta ahora mismo los símbolos en esta página.

Además, entender cada nivel de realidad física es un espectáculo maravilloso, el más grande que se conozca que esté sustentado en conocimiento confiable. Por eso, a quien exclama en tono quejoso: “¡No puede ser que tan sólo seamos materia y energía!” le suelo preguntar: ¿a qué te refieres con “tan sólo”? Pues los sentimientos religiosos, místicos y espirituales más profundos no podrán agotar la grandeza de la naturaleza y la totalidad de lo que somos en conjunto con el Universo. Y no por eso se cancela la necesidad del discurso ontológico; al contrario, es en el contexto de la reflexión sobre esa totalidad que es válido y es necesario tal discurrir del ser.

Al decir lo anterior estoy consciente de la puerta que se abre para los excesos en las interpretaciones vulgares por las que la religión institucional pretende justificar sus afirmaciones de metafísica trasnochada. Excesos por los cuales muchos científicos neopositivistas, y otros quienes refutan la interpretación de Copenhague para la física cuántica, se apresuran y prefieren arriesgarse a errar con tal de cerrar por completo dicha puerta. Pero, ¿acaso el dogmatismo exagerado es parte del ejercicio científico? No; por eso y para valorar precisamente el pensamiento científico es que, al menos yo, no tengo justificación para cerrar del todo esa puerta. Prefiero el camino de la divulgación científica como medio para adquirir conciencia y humildad ante la imponente realidad natural que caer en una actitud dogmática y propagandística que resulte en otro tipo de adoctrinamiento. Actitud que ha tomado, precisamente, la religión como institución.

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