Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Sunday, May 06, 2012

Realidad y ficción


¿Qué papel juega algo como el arte, como la ficción literaria y el ejercicio estético en la vida del animal humano? Y, quizá también muy relevante, ¿qué papel juegan en la transformación de esa vida? ¿Es posible transformar nuestra sociedad también por medio del arte?

Este breve texto que escribo «aquí», y que usted respetable lector interpreta «allá», no intenta ser un texto propagandista con ideas ya por completo terminadas y bien formadas, listas para consumo cuales productos manufacturados en masa. Sugiero sirva este texto como una invitación a la contemplación y a la meditación sobre la relación entre realidad y ficción, entre lo real y lo posible. Propongo, además, considerar que ese «aquí» y «allá» no son en realidad dos ámbitos distintos sino un solo —muy extenso— ámbito cimentado en nuestra naturaleza neurobiológica: ese prodigio del mundo natural llamado mente humana —toda ella, tanto la mente consciente como la mente inconsciente.

El tipo de contemplación que implica el ejercicio estético incluye ese rasgo de diversión y deleite, ese rasgo «recreativo» que suele estar asociado a lo que nos gusta y disfrutamos, pero también a lo que nos aterra y nos hace temblar —en general a la vivencia y exploración de nuestra «sensibilidad subjetiva». Hay dos conceptos clave resaltados en este párrafo que elaboro brevemente a continuación:

Primero, nuestra «sensibilidad subjetiva» y “el mundo real” no están hechos de algo radicalmente distinto al material de nuestros sueños. Consideremos el porqué. La manera más demostrada para conocer lo que hay afuera de nuestra propia mente es al estilo científico. Pero ese estilo, por supuesto, no es conocer por el principio de autoridad, en particular de ninguna autoridad científica, sino por el desarrollo y la aplicación de nuestro propio pensamiento crítico individual. Aun así, el conocimiento científico es corregible y es mutable; es decir, la realidad científica no es absoluta sino que sus perspectivas —por ejemplo el realismo crítico— ante el conocimiento están abiertas a cualquier posibilidad que demuestre un mejor soporte para entonces tomar su lugar como una nueva realidad científica aumentada o mejorada. Y así, esa nueva realidad científica tendría un mayor alcance para explicar, predecir, describir y controlar el mundo “allá afuera”, afuera de nuestra propia mente. Pero de ese mundo de afuera sólo sabremos aquello dentro de los límites neurofisiológicos de nuestra propia biología. Al mundo afuera sólo podremos conocerlo a través de la ventana de nuestro cerebro humano y el factor de la fisiología cerebral no podría ser removido de la ecuación del conocimiento. Por tanto, un rasgo de una posición científica es la sobriedad para aceptar que habrá aspectos del mundo “allá afuera” ante los cuales es preferible escoger una incertidumbre articulada en lugar de una certeza desarticulada. Un excelente texto, de Juan Rodes, con reflexiones epistemológicas, tiene el título: «La realidad según la ciencia y el constructivismo» [1]. El texto de Juan Rodes me parece un muy notable texto para reflexionar, para indagar más al respecto y para hacer ajustes o remplazos en no pocas de nuestras opiniones sobre “el mundo real” que dicen algunos —en tono absolutista— no puede ser cambiado por los individuos.

Segundo, el rasgo «recreativo» del arte implica crear algo nuevamente o expresar algo nuevo sobre lo ya existente [2]. El narrar relatos sobre la realidad es algo que los humanos siempre hemos hecho para habitar dicha realidad. No es posible hacerlo de otra manera pues no tenemos acceso directo al mundo en sí, al mundo “allá afuera” ya mencionado. A lo largo de la historia de nuestra especie esos relatos han sido diversos y cada vez más sofisticados —estos rasgos provienen de nuestros diferentes niveles de destreza para interpretar lo real. Estos relatos cumplen una función vital para habitar nuestra realidad y para transformarla. Otro nombre que se ha dado a estos relatos en el estudio de la filosofía de lo humano —antropología filosófica— es el de «mitos». Pero mito no como sinónimo de patraña sino como interpretación simbólica basada en el lenguaje —lenguaje como rasgo humano con el que se crean esos relatos para interpretar lo real y para transformarlo [3]. De ahí, en parte, proviene el poder de la ficción literaria como un ejercicio relevante en el humano para entender lo que es nuestro mundo y, así, entendiéndolo entonces transformarlo.

Por ejemplo, recién imaginé y escribí un par de narraciones, dos intentos para ejercitarme en la escritura de ficción literaria. Por supuesto, no es que haya existido un joven conversando con una mujer en la apacible orilla de un río [4], ni tampoco que exista un Anciano Prelado pronunciado un discurso [5], la «existencia física» concreta, en tiempo y espacio, no es el punto del relato sino que ese tipo de conversaciones y ese tipo de discursos «existen» de alguna y muchas maneras.

Referencias

[1] La realidad según la ciencia y el constructivismo — disponible desde cualquiera de las siguientes dos páginas en Internet: primera, o segunda.

[2] El arte como molde

[3] Mito y transformación

[4] Una ficción

[5] «¡Hay un Dios Vivo!»

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