Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Saturday, March 14, 2015

Sobre «Dios» — Noticias a la fecha, parte 1

La presente publicación, por su tono personal, podría tomarse como la continuación de aquella carta personal publicada en: Carta personal.

Mi intención aquí y ahora es rendir cuentas de las libertades que he tomado, en tiempo y espacio, en pensamiento y conducta, para llevar a cabo el examen y la reevaluación de cuanta creencia propia previa he podido a la fecha. Como lo he dicho en publicaciones anteriores, durante estos años he tomado todo el tiempo y espacio que ha sido necesario para cuestionar y someter a examen crítico mis creencias previas más importantes. Me impuse a mí mismo esa encomienda por ya considerarla indispensable debido a una patente constatación: mi honda propensión al error; es decir, tomé conciencia de la eminente posibilidad de haber malentendido las creencias que consideraba de mayor importancia personal.

Entre dichas creencias están las relacionadas con las formas de cristianismo que durante casi cuarenta años de vivencias habían permanecido como base de mi única cosmovisión inculcada: «Dios», «Jesús», «Espíritu Santo», «Mesías», «Cristo», «Iglesia», «Reino de Dios», «La Cruz», «Pecado», «Salvación», «Arrepentimiento», «Bautismo», «Vida eterna», «Cristiandad», «Discipulado», «Sacerdocio», «Ministerio», «Palabra de Dios», etc. —enfatizo formas de cristianismo pues desde la infancia presencié el ejemplo de una profunda e intensa devoción católica franciscana por parte de los mayores en mi familia, para luego continuar mi recorrido por otros catolicismos, y más tarde por una variedad de protestantismos. Aun así, tales creencias tan sólo representan un pequeño fragmento del enorme panorama de creencias en esos y tantos otros cristianismos que tienen algún registro histórico; sin embargo, las mencionadas eran de las creencias más importantes para mí.

El resultado de la revaloración de esas creencias, como intuirás por mi publicación: ¿Por qué debo abandonar el cristianismo?, es que su valor está basado en las premisas al interior del cristianismo, pero afuera, con premisas más generales o simplemente diferentes, carecen de un sentido amplio o universal. Por ejemplo, el concepto de «Dios» en el cristianismo resultó ser un concepto muy estrecho, muy enano, muy impotente, pues depende enteramente de la miseria de aparatos clericales, de prelados eclesiásticos y de ministros de culto, quienes dicen entender un precario conjunto de textos antiguos y bajo tal pretexto dicen hablar de parte de «Dios». Además, el cristianismo pareciera una ideología monoteísta, pero su concepto de «Dios» resultó irónicamente un conglomerado de muchos dioses –que por cierto son dioses muy humanos, como no podría ser diferente.

Hasta aquí por ahora. En próximas ocasiones comentaré el resultado de mi revaloración de otras creencias ya enlistadas aquí.

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