Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Wednesday, July 08, 2015

Sobre «Dios» — ¡Atrévete a pensar teológicamente!


Hace cuatro años, en abril de 2011, reflexionaba sobre la fe teologal (ver La religión como poesía). Ese intento por explicarme y por intentar ubicarme con respecto a la teología podría servir de contexto para entender mi reciente escrito sobre la potencial fuerza liberadora de hacer por uno mismo el ejercicio teológico (ver La teología libera).

Pero para hacer teología hay que perder el miedo a la libertad. Además, hay que tener presente la distinción entre libertad negativa y libertad positiva que hace Erich Fromm en su obra «El miedo a la libertad».

«¡Atrévete a pensar!» como lema primordial del pensamiento ilustrado sigue siendo para mí el llamado más prudente.

Sunday, July 05, 2015

Sobre «Dios» — La teología libera


La teología libera. La práctica teológica personal ayuda al desarrollo de la conciencia crítica, y viceversa: una conciencia crítica ayuda al desarrollo de la práctica teológica personal. Quizá esto sea el meollo de hacer teología: examinar y cuestionar los supuestos legados por la cultura alrededor y llegar a pensar lo inefable por uno mismo.

El ejercicio teológico personal es posible en la medida en que se pongan bajo examen crítico a los dogmas e inercias socioculturales imperantes alrededor de uno. Hacer teología como individuo es distinto a someterse a teologías institucionales o colectivas. Un individuo en busca de madurez espiritual necesita lograr su propia expresión teológica, su propio sistema teórico para concebir lo inefable: una estructura conceptual o una familia de esquemas de pensamiento que le ayuden a interpretar la realidad de la brutal condición humana.

Un rasgo de un ejercicio teológico libre y maduro está en abandonar el miedo a pensar diferente y lograr una opinión distinta a lo establecido. Una teología personal madura no trata de lo correcto o incorrecto, o de lo verdadero o falso, sino de lograr una expresión teológica realmente propia y sin servidumbres ortodoxas institucionales.

Una expresión teológica desarrollada, a diferencia de una insipiente e incipiente, no se relaciona de manera directa con ninguna moralidad ni con la ética (filosofía moral), sino con poesía, con arte arquitectónico y con el arte de pensar con libertad.

Una teología personal, entonces, suele verse involucrada en disputas entre ortodoxias institucionales y heterodoxias individuales. Por ejemplo, el sacerdote parroquial y doctor en teología John Wycliffe (1330?-1384) rechazó el dogma institucional católico de la transubstanciación. Ese acto de libertad teológica, históricamente, resultó ser una de las semillas de las que brotaron muchos movimientos cristianos protestantes, como el de Martín Lutero –como él mismo lo reconoció por escrito– y muchos otros movimientos desde entonces hasta la época contemporánea.

Por supuesto, una ortodoxia institucional empieza como una heterodoxia individual; es decir, un ejercicio teológico individual puede convertirse en una nueva ortodoxia institucional si muchos abandonan su propia facultad para hacer teología y en lugar de eso prefieren la cómoda y segura ruta de la servidumbre y de la esclavitud de no pensar por sí mismos.

Ya sea la transubstanciación o la consubstanciación, la transfinalización o la transignificación, la trinidad, la divinidad de Cristo, la virginidad de María, la autoridad eclesial, la creación, el cielo, el limbo, el purgatorio, el infierno, la inspiración bíblica, los monoteísmos, los politeísmos, la inmaculada concepción, la resurrección, la infalibilidad papal, la expiación de pecados por gracia, la revelación divina, el pecado original, la salvación bautismal, el alma, la vida eterna, la omnipotencia, la omnipresencia, la omnibenevolencia, etc., todos son dogmas que sostienen a una u otra ortodoxia institucional y están ahí, disponibles, como materia de examen crítico en ejercicios teológicos personales por parte de librepensadores.