Marco A. Dorantes

Este es uno de mis primeros blogs* (aquí hay una lista de mis blogs sobre temas de mi interés).
Además, mis aportaciones en un seminario de introducción a la Filosofía.
*blog es una contracción de weblog: un diario o bitácora pública como medio de expresión personal.

Sunday, August 07, 2016

Sobre «Dios» — Método histórico-crítico


Indagar sobre la historia del judeocristianismo, en toda su diversidad, ha sido algo muy interesante pues es un tema inagotable. Claro, el horizonte de investigación se presenta enorme debido a las perspectivas del método histórico-crítico para estudiar el asunto. Ese método me parece ahora una muy buena base para que se desarrollen y cultiven otras formas constructivistas de judeocristianismo en el futuro.

Una enorme cantidad de personas hoy se identifican con alguna forma de judeocristianismo y esa identidad será parte de su legado para sus generaciones por venir. No es plausible que esa cantidad de personas cambie de pronto su legado religioso hacia algo distinto, por ejemplo, como el budismo zen o hacia una religión prehispánica azteca o maya. Lo más probable es que las nuevas generaciones, una vez que sus antecesores hayan desaparecido, enfrenten la necesidad de reinterpretar su herencia religiosa judeocristiana a la luz de la realidad que entonces habitarán.

Por ejemplo, esas generaciones jóvenes necesitarían nuevas teorías teológicas para interpretar su herencia judeocristiana en un mundo donde la ciencia y la técnica no dominan su cosmovisión sino tan sólo son instrumentales para sus fines ideológicos propios. Las cosmovisiones judeocristianas seguirán imperando, hay poca duda de eso. Pero es preferible que lo hagan ya no por medio de las interpretaciones caducas de sus progenitores, sino por medio de interpretaciones más razonadas, más incluyentes, menos temerosas de lo distinto, y, por tanto, más edificantes.

Una manera para lograr mejores interpretaciones de los judeocristianismos es regresar a los básicos del análisis histórico-crítico de dichas tradiciones. El punto de partida es reconocer que las formas de catolicismo y las formas de protestantismo, así como las formas ortodoxas griegas, junto con las formas de islamismo, son todas formas derivadas de las tradiciones antiguas a partir del judaísmo de Abraham. En combinación con las formas de judaísmo reformado que propuso uno de los judíos más famosos: Jesucristo.

La materia de estudio histórico, entonces, si consideramos los antecedentes del judaísmo, se remota aproximadamente a dos milenios antes de la Era Común. Por lo que no se puede abarcar de manera “práctica” —palabra usada con frecuencia en un abuso del lenguaje para disfrazar lo que en realidad es negligencia.

Después de aproximadamente 40 años de diversas vivencias en diferentes judeocristianismos, y sin considerarme ya parte de ninguno de ellos, una pieza de mi legado serían algunas reflexiones sobre dichas vivencias pero desde las perspectivas del método histórico-crítico. Por ejemplo, la manera en que ahora he respondido al llamado de la espiritualidad pero sin ser capaz de aceptar los dogmas de esas formas de judeocristianismo.

Encuentro que mis vivencias en el judeocristianismo tienen algunas notables coincidencias con las vivencias personales narradas por Elaine Pagels en su libro «Más allá de la fe». Por fortuna, su erudición en el método histórico-crítico y el alcance de sus hallazgos al aplicar dicho método en sus indagaciones sobre la historia judeocristiana no sólo le ha inspirado a ella, sino también a uno de sus lectores.

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